No, pensé una y otra vez, pero tus palabras resonaban más fuerte en mi mente que mis propios pensamientos; en especial cuando me gritaste:
-¡¿POR QUÉ NO LO ENTENDES!?
Ese fue el punto que no pude soportar y por primera vez en años, me saqué mi máscara, la que siempre dice que soy hermosa, la que desea tu atención. Tiré mi máscara para mostrarte lo que yo era en realidad, un ser miedoso e insignificante; pero que más que nada se negaba a llorar, y odio que me hayas visto así.
Pero no te importo, porque no me conoces vos no estás dentro de mi mente, seguiste hablando hasta que no tuve más remedio que mostrarme tal cual soy, y te odio por eso.
Hay más que no puedo olvidar y que se intercala con tus palabras y mis pensamientos de negación. Lo que yo te dije entre lágrimas:
-¡Por qué NO! Porque no soy nada ni nadie, porque tengo- y mis labios temblaron-… tengo miedo, miedo de no ser lo suficiente para…
y me besaste, y yo te aparté y te pegué y me fui corriendo. Pero no se si te odio del todo, porque gracias a vos perdí lo que más creía amar y pero en realidad odiaba mi máscara.
No hay comentarios:
Publicar un comentario